RECUERDOS DE MI COLEGIO
Hay momentos en la vida que nos marcan para siempre y que son difíciles de olvidar, como mi infancia en el Colegio Santo Domingo. En aquel entonces sólo piensas en hacerte mayor, pero cuando miras hacia atrás te das cuenta de lo mucho que lo añoras. Aquella fue una época de juegos, sonrisas y felicidad en la que aprendí a explorar e interpretar el mundo, donde me llevé gratas sorpresas y alguna que otra desilusión.
Recuerdo con gran cariño mi llegada al “cole de Cande”, que era el paso previo al colegio. Un pequeño garaje con un aroma especial donde nos recibía aquella maravillosa mujer a la que adorábamos, ¡Cande!
Seguidamente dimos el gran paso, cruzamos la calle, ¡qué mayores, ya estábamos en parvulitos! Allí nos esperaba la “seño” Pili, una profesora peculiar a la que admirábamos y a la que no le resultaba nada difícil centrar nuestra atención mientras nos explicaba o cantaba.
Las clases, los pasillos, el patio, el salón de video, los árboles, el drago,…, y aquel tobogán de hierro que estaba a la entrada, ¡eran enormes!
Recuerdo perfectamente el sonido de la campana, ¡por fin, el recreo!, momento especial donde dábamos rienda suelta a nuestra creatividad… la soga, el elástico, los cromos, los boliches, el escondite…, no parábamos, derrochábamos energía. Al terminar hacíamos la fila en el patio y de nuevo a clase, no sin antes hacer una pequeña visita a Yaky, nuestra mascota.
Festivales, actuaciones, excursiones (por cierto, mis preferidas: al monte y al Octopus)…, cada día lo vivíamos como una aventura.
Recuerdo con gran cariño a las “señoritas” de entonces…Rosalía, Rosita, Pilo, Puri, Coco, Ana,…que a la hora de dar clases, inventar bailes de gimnasia rítmica, confeccionar disfraces, etc., demostraban poseer una imaginación infinita, todas ellas tenían un don especial; a las monjitas, M.Flora, M.Evelia, M.Remedios,…que a pesar de imponernos disciplina nos recibían amorosamente cuando nos pasaba algún percance; y como no, a Isra y a mis amigos, personas especiales que aquí encontré y que aún hoy me acompañan en el camino de la vida.
Con el paso de los años regresé al colegio, pero esta vez como maestra, ¡cuántos cambios, no recordaba el edificio de la ESO! El primer día, al atravesar el patio, me dio la sensación de que todo se había encogido, y al entrar en el edificio de primaria, su luz especial y su característico olor hicieron aflorar en mí un sinfín de recuerdos y sensaciones que ya creía olvidados. ¡Qué situación más extraña, aquellas profesoras que tanto admiraba y respetaba eran ahora mis compañeras! En esta nueva etapa me han recibido con cariño y me han enseñado muchísimo. Algunas ya se han jubilado, pero sé que siempre contaré con ellas porque es mucho lo que aún les queda por dar.
Ahora, el que fue mi colegio es el lugar donde disfruto haciendo lo que más me gusta, un lugar en el que diariamente comparto vivencias con grandes personas a las que me une ya algo más que la profesión, es, por así decirlo, mi segunda casa. Para mí es un orgullo pertenecer a esta gran familia.
¡¡FELIZ 75 ANIVERSARIO!!
Nayra Gómez Rodríguez ;-) (Profesora de PT - Departamento de Orientación)